Exposición de Auschwitz en Madrid

Hace casi un mes de aquello. He imaginado mil maneras de empezar este escrito y sinceramente, nada de lo que me venía a la cabeza me valía, ni siquiera esto. El mero hecho de pensar en ello, me transportaba a la primera sensación que recorrió mi cuerpo y el cómo mi corazón se arrugó imitando a una pasa, con solo contemplar el objeto que nos recibía a la entrada, la réplica de uno de aquellos vagones. Llamadlo sugestión, sensibilidad o de la manera que creáis conveniente, pero mi «puta» imaginación rememoró los posibles gritos, llantos, miedos y desesperación de unas seres humanos que no sabían a dónde iban. Apilados como simple mercancía.

Por desgracia, el holocausto Nazi es y será, una de las mayores «atracciones» para el hombre y la mujer de este, y futuros siglos. Auschwitz es el claro ejemplo de aquella barbarie y de como somos capaces de lo mejor y de lo peor. Esta exposición va camino del año en Madrid y a pesar de haber escrito sobre los Nazis en mi primera novela, atraído por todo lo que genera la maldad humana, simplemente para intentar comprenderla, mi subconsciente trataba de hacerme olvidar este evento.

Aprovechando la visita de mis suegros, decidimos visitarla y, el que yo creía que era, un gran concepto o conocimiento del peor capítulo escrito por el ser humano, me hizo ver que nunca comprenderemos la magnitud de lo sucedido hace casi ochenta años. Mil historias desgarradoras, a cuál más impactante o sórdida; entre textos, vídeos e imágenes de los prisioneros y testigos de aquella locura, sientes que tu propio cerebro crea una coraza donde refugiar tu inocencia y hacerte creer que aquello no pasó. Sin embargo, tras ver esta imagen, una simple hoja escrita, el alma se te cae a los pies y tu cabeza empieza a dar vueltas como en una noria a doscientos kilómetros por hora. Una hoja, escrita a máquina, donde se calculó a groso modo los judíos residentes en la vieja Europa y que debían ser eliminados de la faz de la tierra…..espeluznante.

Como bien rezaba en la entrada: «NO HACE MUCHO. NO MUY LEJOS». Pasarán mil años y esto no se olvidará jamás, que así sea, pues quizá el ejemplo sirva de algo a más de un líder mundial para pensar mejor las cosas antes de actuar con la puta hombría Freudiana por bandera.

El lugar elegido para la exposición es sin duda el más acertado. Han sabido captar la esencia principal de una memoria histórica pétrea, con el halo justo y comedido del respeto por las víctimas y sus familiares, trasladando al visitante toda esa emoción contenida, en la que más de uno no podía evitar que sus lágrimas brotaran con los testimonios e imágenes mostradas. Una imagen, vale más que mil palabras:

  

Pero las palabras arañan el corazón de una forma distinta. Profundizan sin remedio en el alma, destrozando a su paso todos los escudos que protegen a nuestro «niño interior». Cada palabra de las siguientes imágenes me hicieron temblar, no por mí, sino por el imaginar lo que hubiera sido de mi familia si, desgraciadamente, hubiéramos vivido esa época.

Estar con mis hijas en aquel lugar, tampoco ayudó mucho. Naya corría sin cesar por todas las estancias, bañada por su inocencia y ajena a todo la historia trágica que le rodeaba, sin embargo Nerea estaba sumida en ese silencio que a todos nos embargada y sus ojos mostraban el asombrado y el desconsuelo por todas esas familias demacradas. Para colmo, dentro de mi afán por inculcarle los valores de la historia, me dejé llevar por lo poco que sabía, sobre todo de aquel monstruo llamado Joseph Mengele: El ángel de la muerte. Ver aquella canilla metálica durante la exposición, paralizó mis cuerdas vocales por un instante y el objetivo de mi cámara temblaba conmigo.

Por desgracia, no solo existió aquel laboratorio de experimentación humana como ya sabéis, las siguientes fotos, recogen las marcas de balas que traspasaron infinidad de sueños sobre un muero de acero, máquinas y salas que asfixiaron a almas desnudas, desnutridas y muertas de miedo. Formas impensables e inimaginables hoy en día de acabar con una persona, como simple ganado infectado. ¿Cómo se puede mirar a los ojos a alguien que vas a quitarle la vida y poder dormir, comer y jugar con tus hijos como si nada la día siguiente? Dios, se me eriza hasta las pestañas solo de imaginarlo.

Podría llevarme horas intentando describir cada una de las imágenes recogidas por el extasiado objetivo de mi cámara, y nunca estaría a la altura de las circunstancias. Miles de veces, en infinidad de películas, hemos visto los barracones, las literas, los ropajes, las maletas de esa pobre gente que no sabía que viajaba a visitar a la parca. Muchas veces hemos sentido lo que es llorar por dentro, el sentimiento de empatía en el que te envuelve esta exposición, es solo comparable al fallecimiento de un ser querido, pues te sientes parte de esas familias.

A continuación, y para todos aquellos que no puedan tener la oportunidad de pasarse por el centro de exposiciones de Arte del Canal, os adjunto estos escritos recogidos en tablillas, durante la visita. Algunos hielan la sangre y te hacen apreciar el horror y la desolación de un mundo en guerra.

      

Si decides ir, has caso de las recomendaciones de la página de información y prepárate para sobrecogerte como mínimo durante dos horas con la ocupación Alemana sobre media Europa y en concreto, la masacre de Auschwitz.

Como dato adicional, deciros que podéis hacer fotos, sin flash y sin problema alguno, la iluminación es perfecta para ello. Si sois muy sensibles, os aseguro que lo pasaréis mal. Estos eventos no se disfrutan, pero si te llenan el alma de humanidad y te hacen una cura especial por dentro. Te ayudan a conectar con todo esto que estamos olvidando con las nuevas tecnologías y las redes sociales, que el contacto piel con piel no tiene paragón y los sentimientos es el amor es lo único que debe inundar el mundo de una guerra infinita…..la guerra de la paz.

Mi valoración personal es de un 10 sobre 10.

Óscar Lamela Méndez.

 

Crónica de la presentación a dúo con Miguel Ángel Sevillano de «De mi puño y letra» y «Llamada de sangre»

Siempre hay una primera vez para todo, pero si ello te lleva a estrenarte con una persona como mi querido amigo Miguel Ángel, pues mejor que mejor. No os voy a engañar, mis esperanzas sobre esta bonita idea eran nulas. Por hache o por be, sobre todo por la falta de tiempo, particularmente no le dí la publicidad necesaria a este evento literario como era debido. Sin embargo, la vida está llena de sorpresas.

Caras nuevas, otras de toda la vida, que no veía desde hace tiempo y deseaba ver, y por supuesto, ausencias que dolieron mucho. Nunca llueve a gusto de nadie. Aun así y con la insistencia de Miguel Ángel en el que levantara el ánimo, sacamos una presentación de lo más digna, según palabras textuales de los presentes: «Amena y divertida». Porque sí, la literatura no es aburrida amigos, y si juntas a un hombre de la calidad humana y literaria como la de mi compañero, con este loco psicópata de la sangre, con más vera.

                                                            

Tras los rigurosos cinco minutos de cortesía y los nervios escondidos en los bolsillos, a pesar de llevar un buen puñado de presentaciones a las espaldas, nos dispusimos a darla caña a los presentes y ahogarlos con nuestras obras.

El evento fue presentado por dos de las personas que más admiro y quiero en este mundo que mi loca cabeza me dio a descubrir allá por el 2013, el año que nació «Llamada de sangre». Mi editor Guillermo de los Mozos que arrancó el evento hablando de su sueño, su editorial http://www.diversidadliteraria.com y todo lo que llevan luchando por la literatura independiente de este país, pero sobre todo por todos aquellos autores desconocidos que buscan, simple y llanamente, ver cumplidos ese anhelo de tener su obra entre sus manos hecha papel, como me pasó a mi hace unos años. Desde aquí, de nuevo, quiero aprovechar para dar las gracias a Guillermo por lo que hace, por el amor a la letras. A pesar de ir contra viento y marea.

Una vez cerrados los aplausos espontáneos del público, la otra persona de la que os hablaba, dio paso a los autores. Sandra Gómez Moreno, para mí, sin lugar a dudas, la mejor reseñadora de libros de este país. Si creéis que soy un exagerado, aquí os dejo el link de su blog y la capacidad que tiene de desmenuzar una obra literaria desde la primera, hasta la última hoja con un rigor y exquisitez absolutos: http://larevoluciondeloslibros.blogspot.com/ . Con su gran sonrisa, seguridad y esos ojazos azules, nos brindó la oportunidad de conocer y entender, con una pequeña avanzadilla; la obra, la sensibilidad y la magia que contiene Miguel Ángel Sevillano en sus poemas y reflexiones.

El autor de Sigüenza, seguro y bañado por esa calma que transmite con sus ojos claros y su voz, nos deleito con la historia, origen y sensibilidad empática que desborda las cuatro esquinas de «De mi puño y letra» y para rematar, brindó al público con una sorpresa, qué fue un «marrón» para nosotros de leer, las cuatro almas que estaban sobre el escenario, tres obras de su libro y un último inédito que leyó el propio autor.

Guillermo de los Mozos empezó con un poema triste: «Ventanas frente a un muro», le siguió Sandra Gómez con un poema de amor titulado «¿Cómo describirte?» y yo me atreví a leer un pequeño relato erótico, el único de la obra cuyo nombre es «Escultura de arena». El cuál, debo decir que aumentó la temperatura de la sala, no por su contenido, sino por lo mal que empecé a leerlo, por los nervios y por el nudo que llevaba arrastrando en el corazón desde hacía semanas, pero eso es otra historia. Miguel Ángel cerró el recital con una reflexión nueva, publicada hace un tiempo en Facebook, si no recuerdo mal y tan necesaria en esta sociedad: la empatía y con un título muy original «Tras mis sandalias de verano». El caso es que los cuatro, entre aplausos, salimos airosos y conseguimos atrapar al público de una manera u otra. Es fácil con la palabra escrita de mi compañero.

  

Finalmente, Sandra cogió de nuevo el timón del evento y contó brevemente en una sipnosis muy particular y acertada, los pormenores y avatares de los que está salpimentada mi novela negra «Llamada de sangre». Ante tales palabras, yo tomé la decisión de no hablar de la novela en sí, y dedicarme a presentarme como «Contador de historias» y como ellas me llevaron a conocer a estas tres grandísimas personas. Es evidente, y los que me conocéis lo sabéis, que no podía faltar mis toques de humor y mis ganas de que la gente pensara que no estoy bien de la cabeza….creo que las risas de más de uno, corroboraron ese hecho. Insistí tanto en una película para mi novela, que me gané las burlas y las coñas de mis compañeros. Fui muy divertido.

     

El ambiente era propicio para ello e incluso para la denuncia, en la que inevitablemente me emocioné, sin querer, y utilizando mi corazón para mostrar al mundo la barbarie vivida en las últimas horas por la indeseable «violencia de género». ¡¡BASTA YA!! desde aquí pido la pena capital para estos seres cobardes que no tienen calificativo humano posible y en todo caso, que se acaben las putas penas revisables. La mujer es el tesoro más bonito que tiene esta cochambrosa especie y son tan sagradas como cualquier mierda de Dios y religión.

Perdón por este acto de rebeldía y reivindicación. Las emoción del otro día ahogó mi voz de pena y no me dejó expresar la rabia que contenía por dentro mi «lobo negro».

Para finalizar, cerramos la presentación con el turno de los ruegos y preguntas. El momento en el que particularmente me siento cómodo, en demasía. Un momento en el que en realidad le pasas la patata caliente la público y sus propios nervios no les dejan actuar, pero siempre hay un alma valiente que se anima y arrastra a las demás. En ellas, la reflexión, los consejos de escritura y la forma de trabajar de mi amigo Miguel Ángel y yo, salieron a relucir, muy distintas, ya que él escribe poesía y reflexiones y yo novela negra.

La hora se nos venía encima, con lo a gusto que estábamos. Aún quedaban la firma de libros y el pequeño catering de agradecimiento a los asistentes, así que decidimos cortar por lo sano y disfrutar del momento más especial de la tarde/noche. Mano a mano, mi amigo y yo nos enzarzamos en un «duelo» de firmas del que salimos muy contentos, pues siempre da gusto hablar personalmente, aunque sea unos segundos, con nuestros lectores y aprender de ellos. No hay mayor premio para nosotros y yo, personalmente, me gusta dedicar los libros a cada uno de ellos de forma diferente.

                                         

Conclusiones: esto hay que hacerlo más, Miguel Ángel y sobre todas las cosas, vernos más a menudo con nuestros lectores.

Gracias en especial a Guillermo de los Mozos por su presencia, a Sandra por presentarnos de forma desinteresada y por supuesto a Juan Manuel León Luzón (poeta de tres pares de cojones), por participar por mi culpa de fotógrafo del evento y a Alexandra Muñoz Prieto por cubrir también el evento con su cámara.

      

No me olvido de la asociación Página en blanco, que hizo posible esta presentación en el Centro Cívico José Saramago de Leganés y al Ayuntamiento de la ciudad por su ayuda.

Mil gracias por estar con nosotros y ojalá sigamos recorriendo juntos este camino de baldosas amarillas llenas de letras.

Óscar Lamela Méndez

Reseña de «El reflejo infinito» de Carlos Arroyo Cobos

De alguna manera u otra, todos los que leemos, nos hemos dejado llevar por la magia de los libros y nos hemos creído, o más bien hemos deseado ser los protagonistas de la historia. ¿Qué pasaría si ahora mismo alguien te dijera que tu vida no es real, que eres parte de un libro? ¿Y si encima parece ser que eres un vulgar personaje secundario y no vas a destacar nunca en nada? Yo personalmente, me cabrearía muchísimo.

Pues eso es lo que le pasa al «Protagonista» de este libro escrito por Carlos Arroyo. Octavio un hombre normal y corriente, amante de la lectura, un día, mientras lee un libro, se da cuenta que poco a poco empieza a mimetizarse con el entorno oculto en las páginas y de repente, todo cambia a su alrededor. Está dentro, como Neo cuando decidió tomarse la pastilla roja en Matrix, pero por desgracia para él, no es el «Elegido».

Para colmo, revive la misma escena una y otra vez, el atraco a un banco, donde es uno de esos personajes sin gracia alguna y sin el instinto de superhéroe. Por ello, decide cambiar las tornas  como el genial Bill Murray en la magnífica película «El día de la marmota», pero los resultados son cada vez peor y aquí es dónde viene un giro en la trama descomunal y que para mí, bohemio dónde los haya y amante de Dumas, el autor me ganó por completo: No vamos al siglo XVII y al maravilloso mundo de d’Artagnan y Los tres mosqueteros, pero con un toque especial. Aquí el protagonista es el malvado cardenal Richelieu.

¿Os podéis imaginar lo que ocurre? No lo creo. Personalmente, para mí es la mejor parte del libro y la que hace ensalzar el ritmo de la lectura por la interesante relación de Octavio y el enemigo número uno de los mosqueteros. Evidentemente, tampoco os voy a destripar la historia, pero si deciros que me quedé con ganas de más, de mucho más. No sé si el autor tiene decidido sacar una segunda parte y por eso nos ha dejado con la miel en los labios. Particularmente se lo exijo. Octavio necesita un poco de chica en su vida…si es que es realmente su vida.

Esta paranoia creada por el autor entre miles de infinitas de posibilidades para el personaje principal, nos llega a despistar y sobre todo, al final de la historia en la que pasa algo que te descoloca, pero fundamental para cerrar el libro con brillantez.

Es lo malo que tiene ser escritor o contador de historias, que tenemos el pequeño defecto de creernos Dioses. Capaces de decidir en la vida de nuestros personajes, pero temerosos de aplicarlos en las nuestras.

El lenguaje de este libro es sencillo, pero muy rico en ciertos aspectos, lo que hace familiarizarte con facilidad con el personaje y su historia. Yo me lo he pasado bien y en pocas sentadas lo he terminado. Uno de esos libros que yo suelo llamar de «Desintoxicación», cortan el hilo de tu realidad, para mostrarte un plano agradable en el que transitar entre las palabras.

No me queda más, que dar la enhorabuena al autor y si me lo permite, darle un pequeño consejo: El reflejo infinito, merece un hermanito.

¿Te atreves a quedarte atrapado en este libro?

Mi puntuación es de 7 sobre 10.

Óscar Lamela Méndez

Reseña de «Árzen I La encantadora de bestias» de P.J. Llorente

Ha pasado mucho tiempo, no puedo recordar cuánto, pero si sé cual fue el último mundo que visité a través de mis ojos y del que aún espero noticias. Patrtick Rothfuss se está haciendo de rogar. El caso es que por culpa de un inquieto y estupendo ser humano de Alcorcón, hoy os voy a hablar de nuevo de un género que abandoné, y no por gusto, la fantasía.

«Árzen I La encantadora de bestias» es la obra primigenia de P.J.Llorente, uno de esos seres que tiene la capacidad de transportarnos a un mundo nuevo, en el que la magia es tan necesaria. Por desgracia, hoy día ella solo existe entre las hojas de un papel o las películas, pero al menos tenemos plumas como la de este escritor para disfrutar de un mundo diferente y lleno de los viejos conceptos del género fantástico y mezclado con maestría en una coctelera de todos los clásicos que ama el autor y algunos de los que leemos.

Este libro se compone de muchas cosas y todas ellas nos hacen recordar con añoranza viejas historias. Como bien destaca el autor en sus presentaciones, Árzen tiene pinceladas de Tolkien, Rowling o el mismísimo Toriyama. Durante más de quinientas páginas, disfrutaremos de infinidad de personajes y criaturas en un mundo creado de la nada por P. J y en el que destacan su capacidad descriptiva de los lugares más hermoso del planeta y la magia que lo rodea. Vamos a contaros un poco más:

«Un poder tenebroso crece cada vez más, en un intento desesperado por hacerse con las esferas oscuras de poder, el Parno de Greipox avanza sin remedio y los Holders, la vieja orden de magos que salvaguarda la paz de Árzen, debe hacerles frente como sea. Por azar o no del destino, en un humilde pueblo, los Holders prueban a nuevos y posibles aspirante a Cadetes Holders. Un joven de apenas 11 años junto a sus amigos, hijo de un gran guerrero y explorador, es el arma oculta del destino de un mundo en declive y su potencial es descubierto por la orden tras unas pruebas en su pueblo natal de Astaf. Junto a su querida e inseparable amiga Élora y el pobre Kump, Andurean Lerod se sumerjerá en un viaje de aprendizaje para convertirse algún día en un Cadete Holder y hacer frente a un guerra que se avecina entre el bien y el mal. El destino y la madre de Kump, separarán sus caminos y todo cambiará para siempre.

Diferentes razas y poderes conviven en un mundo en paz, pero el Parno de Greipox no está dispuesto a que lo pasado hace quinientos años, siga perdurando en el tiempo. Los jóvenes aspirantes y sus mentores viajarán al país del bestias para pedir ayuda a su reina la Encantadora de bestias, que da nombre a este primer volumen.»

Este mini resumen, puede sonar típico, pero no es así. El escritor nos lanza la primera bomba nada más empezar, con un prólogo, tan necesario en otras historias fantásticas, como esclarecedor. Quinientos años antes, todo tiene un por qué y esto nos ayuda a comprender e introducirnos en Árzen sin paracaídas. Los rasgos que rondan la historia nos pueden llevar a la tierra media, pero aquí la base fundamental no es la destrucción de un anillo sino las Esferas de poder. Yo sinceramente, a las pocas páginas, ya quería ser un Holder y liarla parda con las gemas. Por otra parte, Pablo consigue algo nuevo con el protagonista de esta historia y es que en un principio nos caerá gordo por su vanidad, prepotencia y poca educación, todo lo contrario de su amiga, sensata y lista.

La amistad, como siempre, juega un papel primordial en la historia y la perdida de ella por parte de Kump y la nueva conocida en el viaje por Jonu, marcará este libro de principio a fin. Siendo el peor de los destinos para los jóvenes y aspirantes a Holders. Junto a este detalle, el autor juega con varias historias paralelas, entre el joven Andur y su querido padre Samel y que son esenciales para disfrutar de un ritmo trepidante y que pone la guinda con una batalla final que hace que se te acelere el pulso sin remedio.

Tranquilos, no os he destripado el libro, ya me conocéis, no soy de esos. Además, el autor amenaza con al menos, ocho volúmenes más y para mí, como no se de prisa, me voy a tener que pasar por Alcorcón a hacerle una visita «no amistosa». Así me desquito con él, ya que ir hasta Winsconsin a visitar a Rothfuss lo veo un poco complicado.

En resumidas cuentas. Árzen es una joya del entretenimiento fantástico y con pinceladas de magia en ciertas frases que te hacen reflexionar sobre la vida en general y la maldad que nos rodea. Gracias amigo, por devolverme de nuevo las ganas de leer este género y enhorabuena por un libro tan necesario en estos días en los que el mundo pide la magia por cada rincón de su existencia.

Mi valoración es de un 8 sobre 10.

Óscar Lamela Méndez.

Reseña de «De mi puño y letra» de Miguel Ángel Sevillano Ureta

Bueno, supongo que alguno me leerá por aquí, a pesar de que nunca nadie comente mis escritos en este rincón. De ser así, ya sabéis como funciona mi mente cuando trato de reseñar uno de esos libros que suelen tocarte el corazón con la punta de los dedos y consigue revolver tus adentros para intentar reflexionar sobre lo que somos y en realidad debemos ser.

No soy un experto en la materia, por ello, voy a contaros la historia de este libro con una reseña hecha desde lo más profundo de mi corazón y con la inmensa gratitud que le proceso a este escritor, pero sobre todo, amigo.

Para describir a Miguel Ángel Sevillano y su obra «De mi puño y letra», lo haría de mil formas, pero creo que la voy a «destripar» con una de esas conversaciones que he tenido a lo largo de mi vida con muchas personas que anhelamos ser tan buena gente y puros de corazón como este hombre. Este libro engloba parte de los pensamientos propios y ajenos de una persona sobre la vida y sus pequeños avatares, mezclado con unos deliciosos poemas.

La ficción y la realidad se unen de la mano en un viaje rodeado de palabras marcadas por la verdad del ser humano: sus miedos, anhelos, esperanzas, la violencia de lo injusto, los sueños venideros y eternos, incluso el erotismo disfrazado de sutileza. Todos con una aura necesaria que debe deambular a nuestro alrededor, aquí y en la otra vida: la pasión. Sin ella somos seres inertes y vacíos y aunque a veces nos dejemos arrastrar por la pestilencia de nuestro pesimismo más funesto, todo, todo absolutamente se cura con el amor.

Hay tantas frases contundentes, veraces y llenas de vida en este libro, que no sabría con cual quedarme, eso sí, he aprendido de todas. Particularmente me quedo con la parte más íntima del autor (que él curiosamente, considera la más floja), la que nos acerca a su vida cotidiana, sus amigos, su pasión por la música y las letras, sus paseos con su perra Nora o su bicicleta, pero sobre todo, la envidia que le proceso por seguir conservando tras tantos años, las amistades de su infancia en su querida Sigüenza.

Hay una sorpresa en este libro que me ha gustado muchísimo y pienso copiar en un futuro, el escrito de su hija, es precioso y me ha dado envidia también je, je, je.

Voy a ser muy claro, nunca he leído un libro dos veces, creo que este será con el que pierda mi virginidad. Sería un pecado perder en la memoria tantas buenas reflexiones, pero sobre todo, el arte que atesora este hermoso ser humano.

Un último detalle, no puedo callármelo, si os decidís a comprar «De mi puño y letra» os aseguro que este hombre no es así tan serio como aparenta, es un cachondo mental de tomo y lomo, y lo podéis comprobar en las preguntas diarias que lanzo en mi Facebook.

De verdad, solo me queda darte las gracias personalmente, Miguel Ángel. Gracias por este pequeño tesoro embadurnado de letras y por ser parte de mi camino de aquí hasta que las baldosas amarillas se gasten de pisarlas juntos.

Muchísima suerte en todo. Un fuerte abrazo.

 

Mi valoración sobre este libro es de 9 sobre 10.

Reseña de «La droga más dura» de Anny Peterson

En esta vida hay que ser valiente y algunos dicen que hay que atreverse con todo. Algunos sabéis de mi sincera animadversión por la literatura romántica/erótica y sí, gran parte de culpa la tiene el innombrable Grey. Sin embargo, hay personas que no solo merecen una oportunidad por su calidad literaria, sino también por su amor por este género y su lucha constante contracorriente hacia los estereotipos marcados por los más conservadores de la literatura en sí.

Hoy os traigo mi primera incursión en este género y no os voy a engañar, mucho menos si hablo de una, ante todo, amiga. Me da igual ese hecho, pues voy a valorar con sinceridad lo que me ha parecido «La droga más dura» de la escritora Ana Pérez (Anny Peterson o también conocida en las redes como Lady Fucsia). Esta novela es, básicamente, la forma más fidedigna de plasmar una historia en papel y parecer que no estás leyendo, si no viendo realmente una película. He alucinado literalmente con los personajes y la capacidad que tiene la escritora de hacerte ver a cada uno de ellos, como parte de tu  vida desde siempre, como si fueran tus vecinos.

Para mí, particularmente, esta novela romántica trata con tanta veracidad la piedra angular que mueve a los seres humanos en las relaciones humanas como nadie y la palabra a la que me refiero es: La cobardía. Seis personajes, relacionados entre ellos a través de la amistad y el trabajo, concretamente una agencia de modelos y unidos sin remedio por el amor y sobre todo por esa red invisible llamada temor o cobardía a amar y ser amado. Si esto lo aderezamos con una trama tejida entre ellos, por culpa de unas misteriosas violaciones y ese fuego interno que todos procesan por sus correspondientes «Amores platónicos», la diversión está asegurada, porque sí, también hay muchas risas y situaciones cómicas.

Debo puntualizar dos cosas que me han parecido muy originales: que todos los capítulos de la novela tienen el título de una película (característica y afición personal de la autora de la que ha impregnado a uno de los personajes, que podemos catalogar como el protagonista) y el segundo hecho, está relacionado con ese personaje en sí, pues es el único que cuenta su historia en primera persona. Ella es Naia, sí, con «i» latina, no con «y» griega como mi hija. Una mujer muy fuerte y segura de sí misma en la vida laboral, pero todo lo contrario en sus relaciones personales, básicamente, como todos los demás personajes de esta novela.

No puedo obviar el hecho de que esta no es una sola historia, pues se me ha olvidado contaros el detalle principal y también original, «La droga más dura» es una bilogía, no una típica trilogía. Como la misma autora nos deja entrever, la primera parte la deja justo en el nudo de todo el barullo emocional que monta alrededor de los personajes y nos deja con «el mono», con ganas de seguir consumiendo «La droga más dura»  que no es otra que el amor y todos sus múltiples recovecos emocionales y por supuesto sexuales.

Al ser una novela de este género, el sexo se presenta tan cual, sin tapujos y con un lenguaje directo, pero que para mí no es soez. Porque las relaciones amorosas son así y Ana Pérez consigue con su lenguaje, no solo emocionarnos, sino también excitarnos. Sí, os lo voy a confesar, he tenido varias erecciones y no solo con las escenas heterosexuales. Para mí, eso dice mucho de la autora y su forma de convencer al lector.

Si debo poner un pero a esta primera parte, es que me hubiera gustado que se alargara un poco más el misterio alrededor de la investigación del caso de las violaciones, pero eso ya es cosa mía y mi sangre de novelista negro. Aún así  para ser mi primera incursión en este mundo en el que triunfan tantas  escritoras, debo decir que me lo he pasado muy bien con «La droga más dura», que la recomiendo a todo aquel o aquella que consuma este género y por supuesto despedirme dándole las mil y una gracias a Ana por descubrirme este mundo y felicitarle por su ENORME trabajo.

De aqui a nada, cerraré esta historia con la reseña de la segunda parte y exigo que las productoras de cine me pongan caras a Naia, Axel, Jorge, César y sobre todo a mis dos personajes favoritos, Leo y Zoe.

Muchísimas felicidades, Ana, o como yo le suelo llamar: Lady. 

Mi valoración es de un 8 sobre 10

Ahora que estamos solos…

Hoy es el día, uno de tantos, pero hoy en especial, necesito hablar contigo. Ahora que nadie nos oye, nadie nos lee, nadie nos vigila. Llevamos tiempo sin hablar, y desde luego, no quiero que creas que me he olvidado de ti. Te noto cada segundo de mi vida y debo de reconocer que muchas veces no te hago caso, en realidad, todos deberíamos de hacerlo.

¿Qué le está pasando al ser humano? ¿Dónde se quedaron los verdaderos valores? ¿Ya no importa el hecho, simple y llano que nos demuestran los niños en su primera etapa de vida? Esa que nos enseñan o recuerdan las verdadera naturaleza del hombre y la mujer, que no hay nada por encima de los sentimientos y que sin ellos, nos convertimos en seres oscuros y tristes.

Estoy agotado, agotado de luchar día tras día contra la corriente establecida. De remar entre mis ojos anegados y a la vez vacíos de ti, de ti y de todos los que yacen a mi alrededor. Todos han caído bajo nuestros pies y es triste ver nuestra incapacidad para reaccionar y dejarnos llevar por la furia y la autoritaria razón de nuestra cabezonería. Un cuerpo lleno de convulsiones sentimentales a flor de piel y que a la más mínima, suelta una oscura y candente lava de reproches y ataques contra nuestros propios congéneres, incluso, aquellos que son de nuestra sangre.

No voy a negarlo y no voy a ser un hipócrita, yo no soy un santo, estoy dentro de esa «secta». Simplemente cuando me pongo delante del volante, ya me convierto en otra persona, o más bien, otro ser. Sí, a todos nos pasa, pero este solo es un caso más de cientos: una puerta que no se deja abierta para que pase otro, un asiento que no se cede a otra persona, uno que se cuela descaradamente en una fila de personas que esta esperando cualquier cosa. La paciencia ya no está en nuestro ADN y mucho menos la empatía. Sin ella, verdaderamente jamás podremos tildarnos de seres humanos, los animales, dentro de su propia naturaleza y a día de hoy, tienen más valores que nosotros. Todos lo sabemos, pero nadie lo aplica a su vida cotidiana. Porque el ser humano solo vive por y para sí mismo, porque el único instante de sus vidas en el que recupera algo de esa esencia, es cuando somos padres, cuando encontramos a otros ser que nos necesita cada segundo de su nueva vida, igual que una persona que tiene una mascota, me da igual, la responsabilidad es la misma. Es una vida y por tanto es sagrada.

Con que derecho nos creemos con la capacidad de ponernos en la piel de otro, sin saber nada de esa persona y prejuzgarla hasta acabar con su vida, tanto literal como emocionalmente. Mañana, sin tú saberlo, puedes ser culpable de un homicidio.Sí, imagina que vas por la calle y te ríes de un chico o una chica que va con unas pintas u otras, ¿que cojones sabes tú de esa persona y en como puede afectarle tu burla? Quizás, esa persona lleve ese día mil comentarios denigrantes a sus espaldas y el tuyo sea el que finalmente colme el vaso de su autoestima y le ayudes a ir definitivamente al baño de su casa, coger las cuchillas de afeitar de su padre y cortarse las venas para acabar con su sufrimiento.

Luego está, por supuesto, la doble moral, sin olvidar el filo hilo fabricado por esta asquerosa sociedad al que le han llamado: Susceptibilidad. Todo tiene un por qué, todo se dice o se hace con una meta final: jodernos unos a otros, pero no en una cama dándonos placer, no, sino amargando la existencia de alguien que ha tenido más valor que tú y a mirado a la vida de frente. Simplemente para vivirla y disfrutar de ella cada segundo. Si algunos están tocados por esa varita invisible de la suerte, tú ya no eres nadie y solo por ello, debes destruir a los demás. ¿Que haces, imbécil? Sí, así te llamo a riesgo de entrar en tu lista negra, así llamo a todo aquel que es tan triste y pobre humanamente, que solo vive la vida de los demás.

Hace poco cree un personaje de esas características, como él no era feliz ni nunca lo sería, decidió dedicar su vida a disfrutar con el mal ajeno e intentar joder la vida de los demás hasta la muerte. Fue y es un reflejo de esta sociedad. A veces la gente no se da cuenta, sobre todo mis lectores, que yo no escribo de una forma tan «sangrienta» o «cruel» por hacerles disfrutar de su lectura o sufrir más bien. Lo hago para que vean la realidad que nos asola desde hace más de dos mil años y que un día un hombre vino al mundo con unas ideas totalmente revolucionarias y con un mensaje claro de amor y lo mataron por ello. Como a muchos otros a lo largo de la triste historia de este mundo, que cundieron con su ejemplo.

La conclusión es sencilla: Si vives por y para los demás, prepárate para sufrir el resto de tu vida. Porque nadie va a agradecerte lo más mínimo tus actos. Esta vida no es que esté hecha para sufrir, es que está hecha para la gente mala. A mi me queda la esperanza de que en la «otra», serán ellos los que pasen por ese calvario.

Eso sí, jamás voy a rendirme y por más que el mundo me hunda en su mierda y hoy esté en este pozo tan profundo, yo seguiré remando contracorriente y dando mi corazón a todo aquel que lo quiera o no. Gracias a Dios o a lo que sea que vela por mí, tengo la suerte de estar rodeado de muchos corazones de mi misma talla.

Gracias por ser parte de mi corriente. Y a ti, gracias, gracias por escucharme siempre, tú, mi corazón, mi compañero que tanto sufres a mi lado a día de hoy. Prometo seguirte siempre, aunque me cueste la vida.

 

Óscar Lamela Méndez

 

Reseña de «Desnudando el ayer» de Cristina Abella Jover

¿Hay algo más bonito o placentero que la lectura de un poemario entre novela y novela? Yo creo que no. Es como un alto en el camino; recibes su lectura con un cariño especial, otras ganas diferentes, una ilusión impropia. Te hace desconectar del mundo durante unos breves momentos, y si tienes suerte, como en este libro, encontrar parte de ti entre los versos de la autora.

Hoy os presento un poemario. Sí, ya sabéis que no soy un experto en ello y mis valoraciones al respecto son más sentimentales que de un corte «rigurosamente literario». ¿No creéis que esa es la verdadera esencia de la poesía? Sí, todos sabemos que un poeta es puro sentimiento a flor de piel y que nadie como ellos te hacen tocar el alma de los demás con sus rimas llenas de sinsabores, amores, dolor o miedos.

Yo particularmente soy de aquellos fieles a la poesía llana, directa y sin tapujos, que te de un bofetón en la cara y te saque de esa campana de irrealidad en la que vivimos muchos. Cristina Abella, personalmente para mí, lo ha conseguido.

«Desnudado el ayer» es una conglomeración de mil y un sentimientos, lleno de épocas diferentes de la autora. Épocas reales, no sentimentales. Es bonito el intentar averiguar entre sus versos, cuál de ellos los escribió cuando solo tenía quince años o ahora en su madurez. Muchos conocéis nuestra amistad, que va más allá de esa insignificante palabra para ella y para mí. Cristina es de mi sangre, porque lo digo yo (y punto) y porque nadie como ella me ha entregado su corazón amigo sin un cartel detrás de embargo, sin fecha de caducidad, como cada uno de sus poemas. Atemporales y necesarios en varias etapas de tu vida. Sencillos, intimistas (como los calificó perfectamente nuestro editor y amigo, Guillermo de los Mozos). Hay homenajes deliciosos, sobre todo a su abuela, una de las mayores culpables de que hoy nade entre sonetos. Perdones, como el que le dedica a su madre; guiños a sus queridos sobrinos y por encima de todos el que le dedica a alguien muy especial (prefiero no desvelarlo).

«Bailar un vals» es mi favorito, sin embargo me quedo con frases sueltas, que me han marcado especialmente como aquella que dice: «Y es que la vida es vida, no un cuento que se escriba» del precioso poema que es casi un cuento de fábula «Canción sin música».

Doy gracias a Dios o lo que sea, por no ser un experto en poesía, y algunos eruditos se echarán las manos a la cabeza. Para mí, la poesía no es como un rigor eclesiástico que mide la Fe más pura, la poesía es otra cosa, es lo único que le queda al ser humano para tocar el alma de otro ser con las palabras y el arrullo necesario con el que unir un corazón a otro de por vida. Para mí, mi querida amiga Cristina lo ha conseguido y desde aquí y por enésima vez, déjame decirte lo orgulloso que estoy de ti: Primero, como mujer e incansable luchadora; Segundo, por permitirme ser parte de tu vida de aquí a la eternidad y en tercer lugar, por haber parido esta pequeñita obra de arte que es tu poemario, tu «Desnudando el ayer».

Muchísimas felicidades, cariño.

Mi puntuación es de 8 sobre 10.

Óscar Lamela Méndez

Reseña de «Fin de guardia» de Stephen King

La cosa como veis va de trilogías, o más bien de cerrarlas. En esta ocasión, os voy a hablar de la tercera y última entrega de MrMercedes o como otros la han catalogado: Trilogía de Bill Hodges. En esta ocasión voy a ser muy directo, y no sabéis lo que me duele decir esto, sobre todo porque voy a criticar a mi adorado y venerado DIOS DEL TERROR. «Fin de guardia» es sin duda la culminación de una trilogía que poco a poco ha ido en decadencia. «Mr mercedes» me apasionó muchísimo, pues ver a King metido de lleno en una novela policíaca, me pareció una pasada, sin embargo, creo que ha ido nadando contracorriente hasta el final de la misma.

Como algunos ya sabéis, «Mr Mercedes» tiene su replica serial en la pequeña pantalla, incluso se ha renovado para una segunda temporada… a ver cuando se dignan a traerla a España. Y eso que la estoy buscando subtitulada y no la encuentro. Bueno, que me voy por los montes, el caso es que la saga empezó muy, muy bien y poco a poco ha ido decayendo. Esta tercera novela nos trae de nuevo al personaje malvado principal del primer libro, pero de una manera «diferente» (no quiero spoilear a nadie que no se haya leído la primera aún). Ahí es precisamente dónde radica la originalidad de esta historia y como King desmenuza su cerebro para contar una historia fresca y nueva, pero que a veces peca de un poco fantasiosa. Aunque hay que admitir que el control mental está comprobado, al menos en los círculos más conspiranoicos. Yo creo en ello, solo diré dos palabras: MK Ultra.

King, por otro lado, ha conseguido que ame a un personaje tan carismático y especial como el agente retirado Bill Hodges y por supuesto a sus dos  «Ayudantes»: Holly y Jerome. Me gustaría extenderme un poco más en la trama, pero es que si lo hago, finalmente voy a joder a los que no se hayan leído los dos primeros libros. Bueno, si habéis llegado hasta aquí, dejad de leerme. Aunque tampoco destriparé mucho más allá de lo necesario.

Esta historia gira alrededor de una de las problemáticas existentes hoy en día entre los jóvenes y no tan jóvenes por desgracia: Los suicidios. Si ya de por si, no quiero ni imaginarme lo que tiene que ser llegar a ese extremo mental en el que consideras que tu vida ya no vale nada, para dejar este mundo y a todos los seres queridos que te rodean, pues imaginaos si alguien os incita a hacerlo metiéndose en vuestra cabeza y por medio de un simple y sencillo videojuego. ¿Una locura? Sí, pero solo a la altura y la categoría del gran maestro del terror.

Lo que más me atrae de esta saga es la profundidad de los personajes, pero en especial ese odio tan característico del villano sobre el héroe y a aquí, a pesar de su condición actual, que se las apañe para intentar joderle la vida hasta el último aliento. Si lo analizamos bien, debe ser terrorífico el hecho de que te controlen y tu seas participe del apoderamiento de tu cuerpo sin poder hacer nada para evitarlo.

Como bien apuntó un amigo mío hace unos días, la novela pierde un poco de fuelle a mitad de la misma y se hace un poco pesada, perdiendo el aliciente de la batalla entre le bien y el mal, que tan magistralmente cierra al final en el desenlace.Parece ser que soy un poco mas retorcido que King, pues esperaba que me diera una leche descomunal con un giro brutal de la trama, pero bueno, no le ha quedado mal para cerrar el círculo.

Brady Hartdfield, el malo de la saga (que antes no lo he dicho), personalmente, se come al resto de personajes. Soy un apasionado de los villanos y éste, y su obsesión por joder la vida de los demás, es desquiciante y divertida a la vez. Imaginar a un personaje mientras lees, dentro del cuerpo de otro, ha sido una experiencia cojonuda y salpicada con sutileza por la «maldad» del escritor.

En definitiva, una trilogía válida y divertida, pero creo que llena de muchos altibajos.

Mi puntuación sobre esta novela es de 7 sobre 10.

Reseña de «Una columna de fuego» de Ken Follet

Creo que ya me vais conociendo, todo lo hago al revés. Llevo tres o cuatro lecturas por delante, y aun no había hecho una reseña sobre uno de los libros que más esperaba desde el año pasado. No os voy a engañar, no sé por dónde empezar.

A pesar de ser uno de mis ídolos literarios como mil veces he dicho ya, la complejidad de su literatura se escapa para este pobre y común mortal. Voy a ser todo lo sincero y honesto que me deje mi corazón, pues mi alma está dividida en dos. No sé si Follet se está quedando sin ideas y está intentando alargar en demasía uno de los mayores éxitos mundiales de la literatura, pero bueno, creo que también era algo que nos debía a todos sus lectores y seguidores. Debo ser honesto y recalcar que la lectura de esta novela se me extendió en el tiempo demasiado, y quizás, por ello, no la viví como otras de sus obras. Sin embargo, la trilogía de La centuria, me la bebí con más ansia, a pesar de disfrutarla a pequeños sorbos.

«Una columna de fuego» cierra, como todos ya sabéis, la trilogía que empezó allá por el 89 el magnífico escritor británico. Estoy seguro de que por entonces, no tenía pensado hacerla, pero bueno, creo que la ha culminado con cierta nota. «Los pilares de la tierra» es mi novela favorita y no creo que encuentre, personalmente, nada igual.

El tema de esta tercera novela me pareció muy original, aunque sea un hecho histórico, me atraía mucho. La trama se sitúa justo antes de la subida al trono de Isabel I, en pleno siglo XVI, un momento álgido en la historia de Inglaterra y Follet refleja perfectamente en su adorado talismán y venerados por todos sus seguidores, Kingsbridge, esa ciudad ficticia que creó con tanta maestría y de la que sigo enamorado. Ese fiel reflejo caótico de la época, lo marca con la convulsión existente entre los católicos y protestantes, donde mete perfectamente a su protagonista, Ned Willard. Un joven que regresa a su ciudad natal en las navidades de 1558, dispuesto a casarse con su amada, pero como no, Follet nos jode el idílico amor separando a ambos por culpa de las creencias religiosas de una familia y otra, pero sobre todo por el «odioso», por no decir otra palabra, hermano de su amada, un fanático católico que odia a Ned desde siempre.

Con este sencillo comienzo, el escritor arranca con la trama y mezcla los hechos históricos con las desdichas de sus personajes como solo él sabe hacerlo. El tema más atrayente de la novela se basa en el espionaje creado por ambos bandos en aquella época, al más puro estilo del afamado agente secreto creado por Ian Fleming. Sin olvidar el hecho de que Follet nos mete a dos villanos en esta historia: el mencionado anteriormente, hermano de la amada de Ned, Rollo Fitgerald y el ser más repugnante de «Una columna de fuego» Pierre Aumande, un ser ambicioso y despreciable cuya única meta en la vida es escalar socialmente a toda costa y ser reconocido como familiar, y no bastardo, de una de las familias más ricas y poderosas de las islas, la familia Guisa.

Si a toda esta mezcla de ingredientes, le añadimos los amores imposibles, el patriotismo y la inclusión magistral del autor con los hechos de la época y los personajes reales de la misma, como la reina Isabel I, por decir uno entre todos los destacados, pues flipé personalmente con el alocado y temerario Sir Francis Drake, el éxito estaba asegurado. Sin olvidar las secuencias navales de guerra en diferentes situaciones, que son increíbles y te hacen sentir dentro de esos impresionantes navíos.

Pensar, como dijo en su presentación en España, a la que no pude ir esta vez, que se había leído cientos de libros para la documentación de la misma, me hizo ver que soy un mísero aprendiz y reafirmó mi capacidad de admitir que nunca me podré llamar escritor. Por otro lado, me tomo la libertad de contaros mis humildes impresiones sobre la lectura de este tomo de casi mil páginas y os animo a leerlo para cerrar esta trilogía tan bonita.

Personalmente, me esperaba algo más y me perdí mucho con tanto dato histórico, pero este tipo de novelas son así. Sin embargo, es un libro muy recomendado por todos sus seguidores. Espero que su próxima historia rompa con todo lo escrito hasta ahora y nos deleite con una nueva clase magistral de originalidad y sapiencia.

Mi puntuación es de 8 sobre 10.

Óscar Lamela Méndez.