Reseña de El cuarto mono de J. D. Barker
Después de mucho tiempo viendo esta novela pululando por diferentes perfiles de lectores/as de Facebook, me decidí a darle una oportunidad y la sorpresa ha sido muy buena.
Esta sería la típica respuesta que todos pondríamos cuando un libro te convence, pero yo quiero ir más allá. A lo largo de los años he leído infinidad de novelas de suspense, terror, policíacas y asesinos en serie. Todas han sido muy parejas y sólo algunas han dado un giro especial a sus tramas para tirar de la curiosidad del lector. Yo mismo intento utilizar ese recurso. Lo que quiero decir con esto es es que este escritor de Illinois ha superado mis expectativas con creces, por algo en 2014 fue finalista al premio Bram Storker.
Podemos embarcarnos en lo típicos estereotipos de lectura fácil y ágil, el desgranado mental que el autor hace de cada personaje y la lucha de dos mundos que se separan por una línea muy fina, la verdadera integridad moral. El bien y el mal siempre se han provocado el uno al otro y casi siempre la verdad es la que dilucide quien tiene o no razón. Barker consigue con esta novela que el lector entienda las decisiones del asesino, pero sin dejar de recordarte que hay un capa oculta dentro del cerebro de estos seres que nos separa de ellos.
La trama se sitúa en Chicago y el protagonista es un policía llamado Sam Porter. La ciudad se ve asolada por una serie de asesinatos en serie de la mano de un loco que va entregando poco a poco en unas cajas blancas partes de los cuerpos de sus víctimas con mensajes hasta dejar finalmente sus cuerpos abandonados en sitios concretos. Empieza por una oreja, luego los ojos y finalmente los remata.
Hasta aquí, todo normal, entenderme, un asesino al uso. Sin embargo, este personaje no hace nada sin un motivo y un objetivo final que es lo que deberá averiguar Porter de la mano de su compañero Nash y el resto de su equipo. Para colmo, el criminal le deja su diario personal para que ahonde en las verdaderas razones de sus actos y así, disfrutar un poco más del juego que ha creado alrededor de sus captores.
El escritor nos va sacando y metiendo de las dos historias en cada capítulo. Tanto de la trama principal como de la lectura por parte del policía del diario. Esto hace que no se haga nada pesado y me recuerda un poco a las vidas paralelas de mi segunda novela Los pasos del fin. El sadismo en las descripciones y la ambientación de los lugares con descripciones acertadísimas hace que te metas de lleno en la historia, como si estuvieras investigando junto a Porter y los suyos.
Tiene tres giros argumentales que son la leche y que te dejan con la boca abierta. Algo que te llena de una felicidad brutal. Leer y escribir sobre ello es algo inimaginable para el común de los mortales.
No os quiero contar mucho más, solo pediros que no dejéis pasar la oportunidad de leer este libro y emplazaros a la siguiente reseña de su secuela, La quinta víctima, que leeré más adelante.
Mi puntuación es de 8 sobre 10.
Óscar Lamela Méndez