Reseña de «Reina roja» de Juan Gómez Jurado

Sir Arthur Conan Doyle creó al mayor y mejor detective de todos los tiempos. Tan grande fue, que llegó a odiarlo e incluso matarlo. Sherlock Holmes ha tenido a lo largo de un siglo y treinta y dos años, muchos herederos; personalmente, creo que el único que ha llegado a rayar su brillantez fue el gran Hércules Poirot, de la afamada Agatha Christie…. ¿Y si os digo que Jurado ha conseguido que ame a otra mujer, que no es la mía? Ella es la genial Antonia Scott. Solo su nombre ya te choca, no os podéis imaginar lo que su mente esconde.

«Reina roja» puede ser catalogada como la típica novela negra con tintes de thriller psicológico. Para mí, esta novela es Antonia, la persona más lista del mundo, literalmente, y más rara que un perro verde. Si encima a la ecuación, le sumas al inspector gay Jon Gutiérrez, un «no gordo», como el se cataloga cómicamente mil veces, vasco y con un marrón encima de tres pares de cojones, al que le encasquetan «hacer de niñera» de la mente más privilegiada del mundo, el cóctel es mortalmente divertido.

En muchos momentos, los diálogos y situaciones entre ambos son geniales y es imposible no soltar una carcajada durante la lectura. Antonia me recordó mucho a mi adorado Walter Bishop de «Fringe» , el mejor personaje de ficción de este estilo junto a Sheldon Cooper, de «The big bang theory».

A este cóctel explosivo, el escritor madrileño le echa el toque justo de acidez con una cruda historia de asesinatos y pone al límite las capacidades de ambos personajes con un malvado ser que juega con ellos y con la policía como un hamster en su ruleta interminable de elucubraciones.

Debo destacar la perfecta ubicación y descripción de los escenarios y los detalles y pinceladas documentadas, que molan mucho leerlas. Un libro es algo más que una historia original, si no aprendes con él, no es un libro completo.

Según Jurado, nos pide que nos destripemos la historia y nos comamos los spoilers con patatas. Como yo soy muy obediente, me gustan las patatas más que a mis hijas y algún día, me encantaría que leyera una de mis novelas como premio, voy a hacerle caso. Solo os diré que a lo largo de quinientas y pico de páginas, te lo pasas teta, y aunque me hubiera gustado leerlo más de seguido, lo he disfrutado mucho. (Entre tú y yo… Mereció la pena esperar dos horas en la cola de la Feria del libro para que me lo firmará y me llamará gilipollas, fue mi culpa jejejeje. El sol ya me tenía frito y no le entendí).

Mi más sincera enhorabuena, a pesar de que ya se lo hayan dicho mil veces, «Señor que tiene pasta».

Mi puntuación es de 8’5 sobre 10.

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