Reseña de «Un fuego azul» de Pedro Feijoo
He empezado esta reseña cuatro veces y ninguna me ha convencido, creo que esta es la mejor manera de hacerlo, mostraros mis dudas frente a lo que os voy a contar sobre el libro de este gallego que tanto ha marcado a los lectores de varios grupos de lectura de Facebook.
La polémica alrededor de esta novela ha sido bastante absurda, y no voy a ser yo el que la recuerde aquí. En resumidas cuentas, la envidia es muy mala.
Si una novela vende, es por algo. Los gustos no los asignó ninguna deidad, tú y solo tú eres responsable de tus actos. Lo demás, son cuestiones banales.
Pedro Feijoo nos trae un thriller muy oscuro, duro y contundente. No, no es nada nuevo, es más, digamos que está a la altura de toda esa nueva ola de novelas que se mueven alrededor de lo macabro y la sangre, pero sobre todo, la capacidad y la intencionalidad de mostrar la maldad humana. Esa que cada día nos aleja más de lo que nos distingue de otros seres.
No sé porqué, pero la atmósfera que el autor ha creado en este Vigo actual, me ha recordado mucho a ese mundo sordido de las películas Noir y que Fincher desató en Seven. Una serie de cadáveres de personas mayores empiezan a aparecer de forma escabrosa en diferentes puntos de la ciudad, a cada cual con mayor ensañamiento por parte del asesino y para colmo, dejando pistas y señales a los policías. Mateo, que es el agente de la ley al que podemos darle el protagonismo de esta historia, y digo podemos, porque hay otros personajes que para mi cobran el mismo papel que él. Todos nos llevan a través de una investigación truculenta y frenética. El asesino no solo deja pistas, sino que también se comunica con los agentes de diferentes formas que prefiero no revelar por aquí. Todo cambia el día que desparece la novia del inspector, ahí es cuando realmente comienza todo. Los giros argumentales y los quiebros al lector hacen que Feijoo sea como el asesino que juega con la policía en esta historia. Francamente, la lectura es muy ágil, y la prosa del autor es muy, muy buena. No solo por la forma sino por el fondo. Descripciones detalladas de los lugares, las escenas del crimen y la crueldad que en ella se exhiben y que te hacen estar, como he dicho antes, en una película de cine negro.
Podríamos decir que esta novela esta escrita tanto en primera como en tercera persona, pues depende mucho de los viajes en el tiempo que unos y otros individuos hacen a lo largo de la trama, pues hasta las víctimas nos hablan en ella. Capítulos cortos, mezclandos con algunos más extensos y absolutamente necesarios para comprender no solo el viaje de los protagonistas, sino su psique humana. Esto hace que empatices de una forma brutal con ellos y no digo nada si eres padre o madre, ahí ya si que se te parte el alma en mucha ocasiones. Sobre todo al pensar que la realidad… siempre supera la ficción.
La crítica social a los grandes poderes y la corrupción que anida en ellas es categórica y recuerda en muchos aspectos a casos, como he dicho antes, a hechos reales… Alcasser, niños robados, orfanatos y demás barbaridades. No quiero profundizar mucho más en este apartado, porque puedo asomarme al abismo de los spoilers.
Los personajes. Mateo, el inspector portagonista, responsable de la Brigada de Investigación Criminal de Vigo, un ser desolado por lo que ve día a día en su trabajo y que no sabe como separar toda esa mierda de su vida personal. Enamorado de su novia Viola, lucha por todos los medios para que su relación funcione, pero todo se va a la mierda cuando ella desaparece y el principal sospechoso es el asesino de viejos; Batman, si habéis leído bien, colaborador de Mateo de cuyo nombre real no me acuerdo y me da igual, porque para mí es mi personaje preferido, listo y perspicaz, sus intervenciones en la investigación son claves. A partir de aquí hay otra series de personajes que es mejor no desvelaros, pero que os puedo asegurar que le vais a coger un «cariño» muy especial, como el policía jubilado Bejarano y el ricachon Esteban Durán.
Ahora os daré mi opinión personal con ciertos matices. En términos generales, la historia me ha gustado. Es cierto que me ha recordado inevitablemente a muchos otros libros del género, como por ejemplo, Hannibal de Thomas Harris y su homónima cinematográfica. Eso sí, la originalidad de ciertas muertes y torturas, son muy buenas y contundentes… negras de pelotas. Como dije antes, la pluma de Feijoo es una delicia, da gusto leerle y esa facilidad que tiene para imbuir tu cerebro en cada página. Su conocimiento de Vigo, evidentemente es patente en cada una de sus descripciones, cuidando detalles que enriquecen siempre el dinamismo de las secuencias. Si, digo secuencias, porque este es otro punto a su favor, todo es tan cinefilo que yo veo necesario una serie o película de esta historia.
Puntos negativos. No muchos en realidad, quizás el abuso repetitivo de ciertas reacciones de los personajes, como el chasqueo de lengua (que alguien en Facebook destacó como algo que le sacaba de la lectura y que a mi modo de ver, no es para tanto). Podríamos decir también la necesidad mía personal de profundizar un poco más en la personalidad de ciertos personajes, pero que tampoco es relevante para la historia.
Como veis, una novela muy completa, que a lo largo de 526 páginas, nos sube y baja a través de un túnel de emociones muy muy oscuro y que nos «regala» una bofetada de realidad. El dinero y el poder siguen mandando y los pobres seguimos siendo carne de cañon.
Enhorabuena Pedro por esta magnífica historia y por supuesto, seguiré tu trabajo de aquí en adelante.
Mi puntuación es de 8 sobre 10.