Reseña de «La quinta víctima» de J.D Baker

Estrenamos esta web con una nueva reseña. Una lectura enmarcada entre finales de 2020 y principios de este que nos está helando hasta las ideas. Espero que Filomena no me haya congelado las ideas.

Hace unos meses decidí aparcar la lectura de esta segunda parte de la trilogía de El cuarto mono de este escritor estadounidense para cerrar otras lecturas que ansiaba. No ha sido para nada difícil entrar de nuevo en la vida y obsesión de inspector Sam Porter por su antagonista CM, el perturbado Anson Bishop. De hecho, debido a ello, es suspendido por sus superiores, no por haberlo dejado escapar, como ocurría en el primer libro, sino porque descubren que investiga el caso por su cuenta y descuida un nuevo caso que surge para él y su equipo. La aparición del cadáver de una chica en un lago congelado desde hacia meses y con la ropa de otra chica desaparecida hacia solo dos días.

En esta ocasión la trama va a ir saltando entre el agente y su afán en atrapar a Bishop y varios de sus compañeros, como la conocida y astuta Clair, Nash y Kloz por cazar al nuevo asesino. A ellos se suma también el agente Poole del FBI, que tomará un papel muy importante en la historia.

Las características del nuevo asesino se asemejan al CM, pero sus métodos se alejan del comportamiento y metas iniciales de Bishop, lo que hará que se creen conflictos entre los mismos investigadores. Anson irá dejando miguitas de pan al pobre y desesperado Sam que no se dará cuenta de que es parte de los planes del asesino que siempre va un paso por delante de él.

Los diarios de joven Bishop me sirvieron para despejar mi mente y recordar de nuevo, a pesar de leer varios libros entre medias, lo que fue la primera novela y como Baker nos sumerge en la mente de un asesino despiadado pero totalmente calculador. Su infancia y todo lo que ocurrió tras la muerte de su padre y la desaparición de su madre, su objetivo primordial y por el que involucra al agente Porter.

En esta segunda parte, el nuevo asesino es de la misma calaña, pero con distintas ambiciones que te llegan a descolocar durante la lectura y como lleva a sus víctimas al extremo de la desesperación. Voy a obviar las pruebas a las que las somete porque son dignas de leer.

Conforme avanzas en la trama y vas descubriendo la importancia que tiene cada uno de los personajes nuevos que se incorporan a esta trilogía y como evolucionan tras la pluma del escritor, te das cuenta que nada está pensado al azar y que las frases que se van quedando por el camino en el diario de Bishop son, además de buenísimas, necesarias para el avance desesperado del inspector Porter. Baker utiliza de nuevo esa arma que tanto valoramos los escritores de la novela negra y que nos ayuda para dar el giro argumental en el preciso instante y que el lector no ve venir hasta que le das en toda la cara. A mi, debo reconocerlo, me la metió doblada. Sin embargo, da un gusto que te cagas, aunque suene mal. Son las cosas por las que valoras una nueva lectura y te das cuenta de que ha merecido leer un libro. No perder el tiempo entre mil datos históricos y valorar y querer a tus personajes de principio a fin, tanto buenos como malos.

Personalmente me quedo con el sentimiento de pena que me produce el alma atormentada de Porter por lo de su mujer y perdono su terquedad en muchos momentos. Claire y su inteligencia me abruman, al igual que su complicidad con Nash, o más bien pique. Kloz es vital en muchos tramos y el nuevo personaje de Poole me sobrepasa muchas veces por sus aires autoritarios, pero es bastante intuitivo. Un grupo que en realidad está separado por muchas razones y que ellos mismo no saben que los une una sola razón…

Ya lo he dicho muchas veces, no hay nada como que un lector suelte la típica expresión de: ¡QUÉ HIJO/A DE PUTA! Yo lo hice con Baker y aunque nunca leerá esta reseña, debo de darle las gracias por alimentar mi podrido cerebro de nuevas ideas.

Debo destacar que en varias ocasiones me he despistado con algunos personajes y sus motivaciones, sin embargo tiene también su lógica con el tramo final de la historia.

De nuevo, Baker nos emplaza a una tercera lectura con un final en el que se forja algo muy oscuro en un escenario bastante espeluznante y que hará seguro de Porter y Bishop una nueva batalla…la última.

No puedes jugar a ser Dios sin conocer al diablo.

Anson Bishop, J.D Baker

Nos vemos en el cierre de esta trilogía.

Mi puntuación es de 8 sobre 10.

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