Reseña de «No confíes en Peter Pan» de John Verdon

Dicen que siempre hay una primera vez para todo, este no es el caso, pero no sabéis la rabia que me da el terminar una novela y tener la sensación de que he perdido la oportunidad de leerme otra mejor.

Cuando llegó a mis manos esta cuarta parte de la saga del detective David Gurney, creado por el escritor estadounidense, no las tenía mucho conmigo y a pesar de que las tres primeras historias eran muy buenas, mi afán por terminar esta saga me llevó a ello, y la gracia es que al terminarla, me enteré de que aún tiene dos más (no los pienso leer en años).

Voy a ser totalmente honesto con vosotros: se podía haber ahorrado escribir este, pues no sé cómo serán los otros dos, pero este es un truño de mucho cuidado.

Admito, que al menos es fácil de leer, pero Gurney a llegado a aburrirme hasta la saciedad. Demasiadas pinceladas sobre las cosas cotidianas de su vida personal con su mujer, a la que no termina de complacer con apartarse definitivamente de las investigaciones policiales y a pesar de estar retirado. Un concepto muy trillado ya y que te saca de la trama principal con mucha facilidad, quitando ritmo a la historia.

No me iba a molestar ni en reseñarlo, pero bueno, creo que merecéis pasar de puntillas por una historia cuya resolución final es una fumada de padre y muy señor mío. Cogido con pinzas es poco….no hay tendedero donde colgarlo.

Personajes típicos, sin fuerza, exceptuando el asesino, cuya personalidad atrapa, pero su aspecto te echa para atrás….un sicario de metro cincuenta, no digo más.

A continuación os dejaré una pequeña sipnosis personal, para que juzguéis vosotros mismos:

«Gurney, en su exilio vive una vida que no siente suya. Ama a su mujer, pero odia estar lejos de la polvora, la sangre y la adrenalina que le provoca la búsqueda de los malos.

Una tarde recibe la visita de su amigo, Hardwick. Este le pide que le ayude a desmontar la falsa estructurada alrededor del asesinato de un rico empresario y por el cuál, su cliente, la mujer del mismo, ha sido acusada y condenada de su muerte.

El abogado muestra al protagonista todas incoherencias del caso, pruebas defectuosas y manipuladas. Esto, más la extraña muerte del empresario en pleno funeral de su madre, hace que Gurney pique el anzuelo.

Conforme él mismo va deshilando la historia, se topa con varios candidatos a ser el culpable y descubre que el gatillo lo apretó un sicario, el mejor del mundo. Esto le lleva a través de una persecución fratricida, no solo del asesino y el que lo contrató, sino de sus propios demonios y su constante amor por el peligro y vivir al filo de la muerte».

Si te ha engañado mi resumen, no me hagas caso. En serio, léete los tres primeros, son muy buenos y a otra cosa mariposa.

Mi puntuación, y soy muy generoso, es de un 5’5.

Óscar Lamela Méndez.

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