Reseña de «Los mapas de Kinegea» de Enrique Gómez Medina
Sonaré repetitivo, no lo dudo, pero no por ello es menos cierta la afirmación que voy a hacer a continuación. Escribir un libro de fantasía épica desde cero, creando mundos, criaturas mágicas, razas, especies e incluso objetos y unidades de medida no es nada fácil. Para mí es algo impensable, un terreno en el que no me veo capacitado para transitar por los vericuetos de mi imaginación y es por ello que la admiración que proceso por los autores de esta índole es inmensa.
Hoy os traigo un libro muy especial, el que será el primero de una saga de literatura fantástica, en este caso juvenil, que nos trae el escritor madrileño Enrique Gómez Medina. Autor versado en estas y otras lides entre papel y tinta, pues tiene obras de otro género como el policíaco en el que se mueve también como pez en el agua.
Podría deciros como conocí a este autor y alargar esta reseña, pero prefiero dejaros el enlace de una entrevista improvisada que le hice en mi coche y así nos centramos mejor en este mundo salido de su cabeza.
Kinegea es una tierra rica, bella y próspera, pero posee un mal interno del que todas las razas huyen constantemente sin remedio alguno. Cada cierto tiempo un cataclismo se apodera de la tierra y destruye a su paso todo lo que toca, para evitarlos y poder poner a salvo a todas las especies de esa devastación de la naturaleza (o no), están los cartógrafos de Numendi. Un grupo de valerosos hombres que gracias a sus viajes a lomos de sus Azores (aves rapaces de grandes propociones) investigan por los cielos como esta el planeta. Zideon es el protagonista de esta historia, la cuál cuenta a sus nietos como una batalla más tatuada en su piel.
Sus ansias por ayudar y sus errores le llevan al destierro, pero no por ello va a rendirse en su afán de ayudar a todas las criaturas de Kinegea. En el camino hará nuevos amigos, ente ellos Ruu, un muchacho de la tribu de los Solos y la princesa Koosi, Nianna y su escudero Tottervir, sin olvidar a la imponente Kaare, amiga de la bella heredera.
Todos tienen algo en común, huyen de su pasado, pero buscan justicia. Ello les llevará a vivir mil aventuras, donde se cruzarán con criaturas de todo tipo, incluso con una espiritual muy especial, la fantasma Temmanandriae, que es clave en esta y las futuras historias de un mundo alucinante; donde cada uno de ellos tendrá que superar sus propios miedos, crecer como personas y saber diferenciar el bien del mal, y el amor de la amistad.
Podría contaros más cosas de esta historia, pero se perdería la magia que con tanto esmero ha querido plasmar Enrique y que para mí, particularmente, lo ha conseguido.
El leguaje es muy ameno, nada complejo para en este caso, ir encaminado hacia los más jóvenes. Los personajes son frescos y llenos de los matices necesarios para quererlos y odiarlos, según las características de cada uno. La ambientación es precisa, sin alardeos, pero situando en todo momento al lector en un mundo creado de la nada y lleno de toda la grandeza que se puede esperar de este tipo de literatura.
Yo me he divertido, he sabido administrar su lectura reposadamente durante unos diez días y no por ello ha sido peor o mejor. Considero que este tipo de género se debe disfrutar a otro ritmo, ya que debes asimilar muchos conceptos nuevos de un mundo primigenio y además, el autor ha tenido el detalle de plasmarnos al final de la historia, un glosario con todo lo que os hable hace unos renglones…incluyendo todos los personajes, para que no te pierdas entre tantos nombres extraños y diferentes.
Solo le pongo una pega, basada tan solo en mi particular visión de estos mundos y es el hecho de que haya que esperar a la siguiente entrega, pues seguramente cuando llegue ese día, quizás haya perdido el hilo de la historia. No es culpa del autor, ya os lo he dicho, son mis pequeñas manías. Me gusta leer una saga de corrido o entre libro y libro para no perder la esencia de la misma. También es verdad, que esta primera entrega la conseguí tras un sorteo y lo menos que podía hacer para agradecer al autor su regalo, era leerla y reseñarla para que todos os hagáis cartógrafoa como Zideon y nos demos una vuelta en su Azor para volar por Kinegea.
No me queda más que felicitar al autor y amigo de garabatos hechos historias y recomendaros esta fantasía hecha no solo para un público joven, sino para todo aquel que ama la literatura fantástica y sus bellos mundos.
Mi puntuación es de un 7.