Reseña de «Los señores del tiempo» de Eva García Sáenz de Urturi

Y llegó el día. Quería evitarlo a toda costa, pero la confrontación de sentimientos y el confinamiento han sido duros. No quería despedirme de Kraken, nuestro querido Unai López de Ayala. Ese perfilador tan carismático y que todos conocemos a través de esta apasionante trilogía bautizada con el nombre de su primera parte.

Hoy no lo voy a dejar para el final, lo digo ya. Mi más sincera enhorabuena, querida Eva García Sáenz de Urturi. Ha conseguido que esta última aventura me la haya bebido en apenas diez días. A lo mejor para algunos es mucho, el que me conoce y sabe lo que me gusta saborear los libros, sabe que es poco. En este caso mucho más, no he podido dejar de leer e incluso me he obligado a dejar el libro a veces para alargarlo un poco más… Me ha sido imposible.

En «Los señores del tiempo» no se pone solo punto y final a la historia del protagonista de esta novela sino que la autora hace un guiño histórico, dentro de su mundo literario a otra de sus sagas y que algunos habréis leído, la de los longevos. Yo aun no he tenido el placer.

Aún así, gracias a esta nueva novela, he podido disfrutar de esos nuevos/antiguos personajes como Diago, Alix, Nagorno y Onneca.

«Los señores del tiempo» arranca como todas las buenas novelas negras, con un asesinato y, esta vez, antes de arrancar la presentación de la novela más famosa del momento y que da título, precisamente a este tercer libro de la trilogía. A partir de ahí, Unai vuelve a perder el rumbo de su vida con otro caso en el que se verá afectada todas y cada una de las personas que ama en su vida. Otra serie de asesinatos empiezan a descolocar al agente, sobre todo al no poder establecer un patrón y como hilo principal de estos casos, el libro y su autor, un personaje del que se desconoce su identidad, pero que misteriosamente, dichas muertes son idénticas a las escritas en el famoso best seller.

Durante toda la novela, la autora nos mantiene en vilo y como guinda del pastel, unifica la trama con pasajes de esa misteriosa novela en la que conoceremos a los personajes antes mencionados y cuya línea temporal transcurre en a Vitoria medieval, allá por el 1190 D.C.

Con ello, sobra decir que la ambientación y documentación exhaustiva de su ciudad en ambas épocas vuelve a ser el broche de oro a una trilogía muy trabajada y llena de matices muy atrayentes. Creo que ya lo dije en anteriores reseñas y lo vuelvo a reafirmar, quiero y necesito volver a Vitoria.

Ni puedo, ni quiero desvelaros más de esta última entrega, porque os merecéis disfrutarla tanto o más que yo. Solo haré un pequeño inciso sobre los personajes. Amo incondicionalmente al abuelo de Unai y a su biznieta Deba. Me encanta ese nombre.

En conclusión, esta es una trilogía que no desfallece conforme la avanzas. Las historias son originales, frescas, con los ingredientes justos para hacerte disfrutar de la lectura entre capítulos cortos y finales de los mismos a la altura de las mejores series televisión.

Gracias Eva, gracias por haber hecho de este confinamiento más llevadero y haberme dado la oportunidad de conocer a Kraken y su pequeño mundo, que también es el tuyo.

Mi nota es de un 8 sobre 10.

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